Concacaf es una confederación fascinante por su diversidad de seleccionados, donde se puede avistar el amor por el balompié en unos de los lugares más recónditos del planeta como pueden ser las diminutas islas del Caribe. Es por ello por lo que el fútbol en Concacaf goza de una esencia especial; sin embargo, este fútbol humilde que se puede observar en escenarios de cierto prestigio choca con el aplastante dominio que presentan dos seleccionados dentro de la confederación, el mexicano y estadounidense. Ambos elencos dominan de cabo a rabo el fútbol en Concacaf, siendo los únicos triunfadores en las competiciones de la confederación desde 1991. Selecciones como la canadiense, jamaicana o panameña están dificultándole la tarea a dichas, pero hasta el momento no está siendo suficiente para frenar esta hegemonía dual. En el #12 de El Zaguero se trata de evidenciar dicho contraste, una maravillosa locura balompédica donde humildes y pequeños territorios compiten e incluso logran óptimos resultados contra grandes seleccionados que no sirve para evitar que sean siempre los mismos quienes se repartan todo el pastel.

Los delanteros son la posición más aclamada del mundo del fútbol, son los que marcan los goles, tienen las botas más chulas, presentan su propia celebración y los que venden más camisetas. Una combinación ideal para convertirse en los favoritos del público. En contraposición, se encuentran los defensores, aquellos que gozan del protagonismo más reducido entre todas las posiciones, pues si bien los centrocampistas atraen a los que buscan un juego más creativo y los porteros a los que buscan esa sensación que sólo se da al empuñarse los guantes, los defensas no acaban de encontrar un gran público objetivo entre los aficionados. Esto se debe, principalmente, al mayor valor que recibe el hecho de materializar un gol sobre el hecho de evitarlo; además, siendo menos vistoso una intercepción de un zaguero que una parada de un guardameta. Si bien puede parecer que los partidos se deciden por goles, es todo mucho más complejo; el sistema de juego no parte sólo de la voluntad de marcar, sino de no encajar. Al fútbol se puede jugar de múltiples formas, y no es ni necesario que todos se centren en el gol como la Naranja Mecánica ni significa que sea la mejor manera de jugar al fútbol; aunque, esta idea para calar entre los aficionados, que prefieren celebrar un gol a salvar a su equipo en la jugada más difícil posible, relegando así a las posiciones defensivas (que cada vez están perdiendo más relevancia en galardones como el XI de la FIFA) a un plano secundario sobre el terreno de juego.

El Balón de Oro, el galardón individual más importante de la historia del fútbol pese a no se entregada por la propia FIFA, sino por la revista France Football. Aunque esta afirmación no se ajusta a todas las ediciones, ya que desde 2009 hasta 2016 FIFA y France Football se unieron para galardonar al mejor futbolista del planeta. En uno de esos años se armó de una de las mayores polémicas de la historia del galardón, la cual sigue latente entre los aficionados, el premiado con el Balón de Oro 2010. Messi recibió el trofeo ante la crítica negativa popular, considerando que Iniesta y Xavi eran más merecedores que el argentino de recibir el galardón, sustentándose en el Mundial de Sudáfrica. Además, fuera de España existió otro candidato feroz, Wesley Sneijder. El neerlandés ganó el triplete con el Inter de Milán y estuvo a tan solo un paso de alzarse campeón del mundo con los Países Bajos. En esta nueva sección, titulada Ante la duda, me dedicaré a buscar una respuesta argumentada a las cuestiones que rondan por el panorama balompédico. En este #10 de El Zaguero, se buscará descubrir si Messi realmente fue un injusto ganador.