“Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen, de igual manera que el Padre me conoce y yo conozco el Padre, y doy mi vida por las ovejas.” – En este evangelio narra ya, el encuentro de Jesús con sus seguidores y discípulos por la cual él nos enseña de que él es la “puerta” de las ovejas, en que sus ovejas ya le conocen y cuando las llama por su nombre ellas ven a su encuentro y él la conduce afuera.

Qué bonito saber que tenemos un Maestro que es nuestroverdadero pastor y que nos llena de amor y misericordia, aceptándonos, así como somos y lo mejor es que siempre nos inspirar a salir de nosotros mismos a vivir en plenitud el amor y la esperanza que llevamos ya enraizados en sí.

Y, en este evangelio Jesús nos dice que vino a traernos la vida y una vida en abundancia. En esto quiero decir que su mirada y su mano está ahí para nos incentivar a seguir caminando por la vida, a levantarse después de cada caída y a permanecer a su lado en Él aunque nos veamos débil para estar con Él, aunque los demás siempre nos miren a través de nuestros errores haciéndonos sentir indignos en estar a su lado en la comunidad que Él me invita a estar presente y ser una señal de su misericordia y amor.

“Y estabaallí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.” – En este evangelio narra más un encuentro que Jesús tuvo con un hombre enfermo en que, nos muestra que este hombre llevaba ya treinta años esperando a que alguien le ayudará para llevarle a las aguas que le curaría de su malatía. Y, lo más hermoso es que Jesús aparece a él en el momento correcto en que siente compasión de verlo en aquella situación y le hace la gran pregunta: ¿Quieres ser sano? – Digamos que, Él quiere hacer esta misma pregunta para nosotros hoy, ¿queremos ser verdaderamente sanados de toda herida abierta, de toda la autosuficiencia y egoísmo? ¿Será que queremos verdaderamente quedarnos sanados de algún mal? Y, sin embargo, ¿que estamos haciendo para obtener esa sanación, esa cura? ¿Estamos parados esperando que el otro nos venga al encuentro a salvarnos?

Que luminoso es este evangelio, el testimonio de este hombre en que esperó treinta años para ser sanado. Ojalá, nosotros seamos así de perseverantes en la fe y confiando en que si hacemos nuestra parte la gracia de Dios nos alcanzará y Él obrará maravillas en mi nuestra vida.

“Jesús respondió: Ni este pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él. Nosotros debemos hacer las obras del que me envió mientras es de día; la noche viene cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo.” – En este evangelio, narra la sanación de un joven que nació ciego y, a partir de la pregunta de sus discípulos que decían: ¿Quién pecó, este o sus padres para que naciera ciego? Con esta pregunta, una vez más, nuestro Maestro nos enseña la dimensión de su divino corazón en responder que nadie ha pecado para que le sucediera esto, sino más bien que todo lo que nos sucede es para que la Gloria de Dios si manifieste en mí, y a través de mí todos puedan ver la grandeza y la gracia de su divina misericordia. Pues, él nos ha mirado a los ojos en algún momento del camino y confió en mí para que siguiera transformándome en mi mejor versión a cada día y también a ayudar a otros a transformarse también en un “punto de luz” en la sociedad. La cura, la sanación, solo depende de mí, yo debo hacer y confiar que seré sanada y curada por aquel que tanto me amó.