
¡Mírame cuando te hablo!
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1. no hablamos cuando lo hacen los demás,
2. les transmitimos con nuestra comunicación no verbal que les estamos escuchando –por ejemplo con un “mmm”– y
3. somos capaces de repetir lo que nos ha dicho
entonces, sí, ya podemos decir sabemos escuchar.
Ocurre lo mismo que conduciendo. Todo el mundo afirma que conduce bastante bien, por encima de media. Pero esto no es matemáticamente posible. Alguien debe conducir realmente mal. ¡No puede conducir a todo el mundo mejor que los demás!
Esa comparación con la conducción me ha hecho gracia. Es de Jack Zenger y Joseph Folkman, que consultores de desarrollo del liderazgo, en un artículo que publicaron en la Hardvard Business Review el 14 de julio de 2016.
Zengen y Folkman realizaron un estudio con 3.492 participantes en un programa de gestión emocional para el liderazgo directivo. En el estudio –no voy a alargarme explicándolo, voy al grano– buscaban las diferencias entre los oyentes medios y los excepcionales, para ver cuáles eran sus características. Y llegaron a interesantes conclusiones.